lunes, 29 de marzo de 2010

El silencio puede existir sin la palabra, pero la palabra no puede existir sin el silencio.

Max Picard

domingo, 28 de marzo de 2010

Un poema de Olga Orozco: "Si me puedes mirar"



Madre: es tu desamparada criatura quien te llama,
quien derriba la noche con un grito y la tierra a tus pies como un telón caído
para que no te quedes allí, del otro lado,
donde tan sólo alcanzas con tus manos de ciega a descifrarme en medio de un muro de fantasmas hechos de arcilla ciega.
Madre: tampoco yo te veo,
porque ahora te cubren las sombras congeladas del menor tiempo y la mayor distancia,
y yo no sé buscarte,
acaso porque no supe aprender a perderte.

Pero aquí estoy, sobre mi pedestal partido por el rayo,
vuelta estatua de arena,
puñado de cenizas para que tú me inscribas la señal,
los signos con que habremos de volver a entendernos.
Aquí estoy, con los pies enredados por las raíces de mi sangre en duelo,
sin poder avanzar.

Búscame entonces tú, en medio de este bosque alucinado
donde cada crujido es tu lamento,
donde cada aleteo es un reclamo de exilio que no entiendo,
donde cada cristal de nieve es un fragmento de tu eternidad,
y cada resplandor, la lámpara que enciendes para que no me pierda entre las galerías de este mundo.

Y todo se confunde.
Y tu vida y tu muerte se mezclan con las mías como las máscaras de las pesadillas.
Y no sé dónde estás.
En vano te invoco en nombre del amor, de la piedad o del perdón,
como quien acaricia un talismán,
una piedra que encierra esa gota de sangre coagulada capaz de revivir al más imposible de los sueños.

Nada. Solamente una garra de atroces pesadumbres que descorre la tela de otros años
descubriendo una mesa donde partes el pan de cada día,
un cuarto donde alisas con manos de paciencia esos pliegues que graban en mi alma la fiebre y el terror,
un salón que de pronto se embellece para la ceremonia de mirarte pasar.

No. Yo no quiero mirar.
No quiero aprender otra vez el nombre de la dicha en el momento mismo en que roen su rostro los enormes agujeros,
ni sentir que tu cuerpo detiene una vez más esa desesperada marea que lo lleva,
una vez más aún,
para envolverme como para siempre en consuelo y adiós.

No quiero oír el ruido del cristal trizándose,
ni los perros que aúllan a las vendas sombrías,
ni ver cómo no estás.
Madre, madre, ¿quién separa tu sangre de la mía?
¿qué es eso que se rompe como una cuerda tensa golpeando las entrañas?,
¿qué gran planeta aciago deja caer su sombra sobre todos los años de mi vida?

¡Oh, Dios! Tú eras cuanto sabía de ese olvidado país de donde vine,
eras como el amparo de la lejanía,
como un latido en las tinieblas.
¿Dónde buscar ahora la llave sepultada de mis días?
¿A quién interrogar por indescifrable misterio de mis huesos?
¿Quién me oirá si no me oyes?

Y nadie me responde. Y tengo miedo.
Los mismo miedos a lo largo de treinta años.
Porque días tras día alguien que se enmascara juega en mí a las alucinaciones y a la muerte.
Yo camino a su lado y empujo con su mano esa última puerta,
esa que no logró cerrar mi nacimiento
y que guardo yo misma vestida con un traje de centinela funerario.

¿Sabes? He llegado muy lejos esta vez.
Pero en el coro de voces que resuenan como un mar sepultado
no está esa voz que hoja sombría desgarrada siempre por el amor o por la cólera;
en esas procesiones que se encienden de pronto como bujías instantáneas
no veo iluminarse ese color de espuma dorada por el sol;
no hay ninguna ráfaga que haga arder mis ojos con tu olor a resina;
ningún calor me envuelve con esa compasión que infunde a mis huesos.

Entonces, ¿dónde estás?, ¿quién te impide venir?
Yo sé que si pudieras acariciarías mi cabeza de huérfana.
Y sin embargo sé también que no puedes seguir siendo tú sola,
alguien que persevera en su propia memoria,
la embalsamada a cuyo alrededor giran como los cuervos unos pobres jirones de luto que alimenta.

Y aunque cumplas la terrible condena de no poder estar cuando te llamo,
sin duda en algún lado organizas de nuevo la familia,
o me ordenas las sombras,
o cortas esos ramos de escarcha que bordan tu regazo para dejarlos a mi lado cualquier día,
o tratas de cosas con un hilo infinito la gran lastimadura de mi corazón.

sábado, 27 de marzo de 2010

Nicole Brossard en "Crítica poética y contracrítica". Addison de Witt

He rescatado una entrada sobre la poeta canadiense Nicole Brossard (1943) y su libro Instalaciones (con o sin pronombres), de lo que puede considerarse el mejor blog de crítica poética. Copio aquí su contenido:


1) Dominio del lenguaje: Brossard posee un dominio de la lengua francesa apabullante, dominio que incluso se transmite en la traducción. En cada poema hace literalmente lo que quiere con la sintaxis y en ningún momento parece que, como está realmente ocurriendo, esté retorciendo el lenguaje. Su manejo sintáctico es un don natural. Y su lenguaje, breve, afilado, mínimo a veces, un regalo:

SILENCIO

promesas que no se cumplen
y la iniciativa de tratar de entender
hasta dónde el cuerpo puede pensar
con toda su prisa su presencia de ánimo
una asiduidad para repetir
sentidos el ultra, el infra, el umbral

2) Capacidad de reflexión poética: Muchos de los numerosos poemas que componen el libro son reflexiones sobre el amor, lésbico en su caso, la muerte, la eternidad, la poesía, la cultura, etc. A la vez que mantiene elevado el nivel poético, logra pensamientos originales y propios.

CONTRALUZ

eso que vive
de las palabras
el fuero interno
todo eso va
a borrarse ante
tu respiración
la muerte, no

3) Fusión de lo erótico: Es difícil encontrar poetas lesbianas que no utilicen el sexo de manera panfletaria. De nuevo, la facilidad, lo natural, es la característico del lenguaje de Nicole. Lo erótico llena mucha de las páginas del poemario ("tengo cuidado / cuando sueño con mi lengua") y establece un diálogo abierto en varios frentes reflexivos, en donde el amor es un referente más de los muchos posibles. He aquí un ejemplo del diálogo sexo-poesía:

ABRAZO

ahora bien trabajar un poema me excita
como la desnudez, usted también la imagen
yo el malva y la identidad
o bailar mucho tiempo muy cercanas
un gran decorado al fondo de la conciencia
hace vida silenciosamente

Sólo en pocas ocasiones el fervor amoroso da lugar a un exceso lírico.

El amor para la poeta son "los actos de transición que nos salvan la vida". La mujer es "un cuerpo impar". En lo imprevisible, cuando titula sexo a un poema, habla del máximo responsable de la iglesia católica, en una de sus pocas referencias políticas: "el papa es un asesino / bastante preciso"

4) Capacidad deconstructiva: Los poemas suelen tener una longitud de no más de diez versos y la puntuación utilizada se limita a las comas. Creando unidades semánticas en cada verso y encabalgando en los momentos precisos, la poeta construye y deconstruye a la vez la estrofas que forman los poemas, generando variadas lecturas y entramando el núcleo de la palabra. En numerosas ocasiones juega a la agramaticalidad y, sin embargo, ésta puede pasar desapercibida. En otros casos, el juego es cubista y se basa en la yuxtaposición. Ella misma la define en un poema: "escribiremos pues con algunas imágenes / menos, otras en medio de nosotras..."

5) La propia reflexión metapoética, que se extiende a lo largo de todo el libro, y su forma de imbricarla de las más variadas maneras, le da un carácter especial: "no firmo la prosa", escribe Nicole.

La poeta transmite la paz y tranquilidad de su escritura:

"al final de un poema me calmo
siempre del lado lento de la voz"

Su orientación hacia una poética esencialista queda reflejada en este manifiesto:

"hay tal vez demasiadas palabras
como en este momento
ir a pensar en un poema"

6) A lo largo de todo el libro, aparece un análisis de la subjetividad y la identidad subyacente. Su mirada, en este punto, es de nuevo original y creativa. Un poema habla específicamente de ésto:

RETRATO

hoy me acostumbro
a responder con un sí o una pregunta
afuera y dentro de mi cabeza
un lujo o si acaso
es claro y frágil, anécdota o envite
una inclinación, una segunda naturaleza
me acostumbro al frotamiento
de las paradojas y los perfumes el bello equívoco
no me aclimato al ruido del gis

En este otro poema el paisaje y la identidad se confunden:

PARAJE

cada vez que me instalo
en un pronombre además del puro yo
me sustraigo de la inquietud
al apuntar con el dedo
la forma movediza de las relaciones
pero la última aflicción viene de la imagen:
a lo lejos
un yo fatal delira en la belleza impersonal

Nicole es la concreción poética y el dominio del lenguaje. Sabe que tenemos el "don de agravar la belleza" y que ésta no necesita adornos superfluos. Por eso su poesía es tan intensa, desnuda y pura. Una poeta, que ha hecho guiños también a la novela-poema en una línea no tan alejada de Anne Carson, que merece una atención mucho mayor por parte de las editoriales de poesía de nuestro país.

viernes, 26 de marzo de 2010

Voy a hablar de la esperanza

Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.
Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.
Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme en ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en un estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.

César Vallejo

Agamenón, volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo, Rodrigo García

Salimos a perdernos POR AHÍ, dicen

Y es mentira:

Siempre se sale del mismo sitio con destino

a los mismos sitios

Y dicen que van a perderse POR AHÍ

cuando en realidad

van al cine

Y se creen que andan perdidos POR AHÍ

cuando en realidad

están en un restaurante

esperando que llegue el segundo plato

Y llaman a eso andar POR AHÍ


Y van de vacaciones llenos de planos y folletos

Pero aseguran haber estado perdido POR AHÍ


¡Y qué pocos lugares merecen ese nombre!

Merecen ser llamados POR AHí

Pero la gente insiste y dice

Venga, vámonos POR AHÍ

Y acaban en una discoteca

En un museo

o en un bar de copas


¡A mí no me jodas!

No puedes llamar POR AHÍ

a un sitio que no tiene el menor misterio

y sabes perfectamente

cómo es

en qué calle queda

Qué es lo que se cuece dentro

y qué clase de mamones lo frecuenta


Eso no es POR AHÍ eso es

más de los mismo

o lo de costumbre


Y no me importa lo que tenga de bueno

la palabra costumbre,

lo que tiene de tranquilizador

la palabra costumbre

A mi la costumbre me la trae floja

Y hasta en la rutina encuentro caminos

dignos de ser llamados POR AHÍ


Y uno se deja llevar

por sitios “de costumbre”

¡Por sitios sin grillos, sin luna, sin uvas, sin estrellas, sin nada!

Y acaba la vida igual que empezó

Desde los sitios de siempre

entre la gente de siempre

para terminar donde siempre

igual de mal que siempre


[...]



Fragmento II.


Hago cosas de animales simples_

criar hijos y enseñarles a manejar

objetos que inventaron unos desconocidos

Luego nos quejamos de que esas cosas

no mejoran sus vidas

ni mejoran nuestras vidas

Que algunas son inútiles y hasta peligrosas

En vez de cerrar la puta boca y hacer algo de verdad


[...]

jueves, 25 de marzo de 2010

Des-conocimiento



No es aquí el espacio donde me disponga a concretar la definición de lo bueno o lo malo, ni siquiera reclamar una moral anómala o cualquier otra invención que nos conduzca directamente a la sumisión y al aniquilamiento. El intento radical de estas letras se presenta con el propósito de perturbar la somnolencia de los cerebros perezosos. Esta es la era del des-conocimiento, del asilo del pensamiento en un lugar hostil donde el capitalismo abrasador nos está convirtiendo en ceniza. La educación universitaria en la rama de humanidades está perdiendo ese punto de reflexión tan imprescindible en la disciplina. El conocimiento convertido en un negocio, con su peculiar marketing, trata a las futuras mentes -si es que es correcto utilizar este término- como un cliente más en el cual lo valores se invierten y la finalidad de su recorrido es la moneda. La falta de información que están proporcionando las instituciones académicas es su estrategia de despiste para instalarnos dentro de la carencia con la falsa idea de la posesión de un conocimiento que no es más que una “culturilla general” propia de cualquier manual de usuario. El problema se presenta cuando el título universitario se disfraza de sapiencia, y esa sapiencia empieza a creerse capaz de educar rebajando así la calidad de los contenidos.

El último ataque impuesto por el rector Daniel Peña es el de la reducción del horario docente, dejando las clases magistrales con una duración prácticamente equiparable a la de un café. Este señor se acoge a cualquier tipo de novedad que le pueda propiciar un momento de fama, sin importarle si las medidas son un atentado contra la educación o no. Cabe señalar el sentimiento de frustración por parte de los estudiantes donde se les ha impuesto de forma dictatorial una “ley” sin ningún matiz positivo. Ante esto nos vemos en legitimidad de anunciar nuestra rotunda RENUNCIA a este tipo de avasallaje, porque como humanistas nos vemos en la labor de defender la disciplina que no siendo muy rentable económicamente decide atender a otras perspectivas del mundo.

Por la pasión y el respeto que profesamos a la Filosofía, Literatura, Historia, Geografía y otras artes nos vemos en el deber de comunicar a las autoridades académicas que no vamos a permitir una destrucción así del pensamiento, que no somos máquinas para producir, que no queremos un mundo orientado hacia eso. Reclamamos poéticamente con la congoja del vencido de antemano. Los cauces pacíficos no están siendo escuchados, la voz del estudiante no es vinculante en la decisiones. Pero no renunciaremos, haremos todo lo que nos sea posible para impedirlo, con la pasión del oprimido, no habrá más silencio en la Universidad Carlos III. Únicamente pedimos Conocimiento y se nos niega.


Disculpen.....¿Era esto una universidad?