El teatro, por ser una tarea que se hace entre muchas personas, nunca me inspiró confianza. Dicho más claro si se puede: no me gustan las personas en sociedad. En las palabras, sin embargo, confío. Me han defraudado, traicionado y herido mi padre y mi madre. Pero Quevedo no.
Rodrigo García; Revista Lecturas, Junio nº7. Por Bernardita Lira.