Tú me dejaste la tristeza
mis huesos de ceniza
mis ojos sin imágenes
en un terral de silencio.
Aprendí a no hablar ninguna lengua
a sonreírle vagamente a mis amigos
como si alguien me esperara en algún sitio
como si fuera a compartir el mundo con una geisha ciega
o tal vez con un pájaro hambriento y carnicero.
Tú me dejaste la soledad
como una maleta perdida
llena de palabras
que yo escondo.
***
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