Uno vuelve a casa por esa tradición del verano; transige con la mala fortuna de haberse hecho a base del silencio que impide esa acción de consentir. Dice una canción de Sabina : "donde uno fue feliz no debiera jamás de volver". Sabio él, que sabía quedarse con el ahora sin proyectar ningún tipo de futuro. La cruel expectativa siempre es sacarina.
Un poema de Alejandro Schmidt diría:
QUÉ ES LA SOLEDAD
un vaso de agua que se pudre
mientras las bocas viajan por el día.
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