jueves, 13 de mayo de 2010

Discurso sobre el Amor. El Banquete, Platón.

Empieza el diálogo tras el banquete. Tras el éxtasis de la ebriedad y la lucidez del Sympósion.

[El amor es el Dios más antiguo. Nacidos del Caos dos de sus hijos: Amor y Tierra]

"El amante es algo más divino que el amado, pues está poseído por la divinidad. Sostengo que el amor no sólo es el más antiguo de los dioses y el de mayor dignidad sino también el más eficaz para que los hombres tanto vivos como muertos, consigan virtud y felicidad" Fedro.

"Todos sabemos que no hay Afrodita sin Amor. En el caso, pues, de que fuera única habría tan sólo un Amor, pero como existen dos, necesariamente habrá dos amores. ¿Y cómo negar que son dos las diosas? Una de ellas, la mayor probablemente, no tuvo madre y es hija de Urano -el cielo-, por lo cual le damos el nombre de Urania -Celeste-; la otra, la más joven, es hija de Zeus y de Dione y la llamamos Pandemo -Vulgar-. Pues bien, el Amor de Afrodita Pandemo verdaderamente es vulgar y obra al AZAR. Este es el amor con que aman los hombres viles. Aman más sus cuerpos que sus almas y, por último, prefieren a los individuos cuanto más necios mejor, pues tan sólo atienden a la satisfacción de su deseo. De ahí que les suceda el darse a lo que el azar les depare, tanto si es bueno como si no lo es. En cambio, el de Urania es donde se dirigen los inspirados por este amor, sintiendo predilección por lo que es por naturaleza más fuerte y tiene mayor entendimiento." Pausanias.

"En primer lugar, eran tres los géneros de los hombres, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había también un tercero que participaba de los dos. Era el Andrógino una sola cosa, como forma y como nombre, partícipe de ambos sexos. La forma de cada individuo era en su totalidad redonda, se espalda y sus costados formaban un círculo; tenia 4 brazos, 4 piernas, 2 rostros sobre un cuello circular y una sola cabeza. Eran tres los géneros porque el macho fue en principio descendiente del Sol; la hembra de la Tierra; y el que participaba de ambos sexos, de la Luna. Y circulares por semejanza a sus progenitores.
Eran seres terribles por su rigor y su fuerza, grande además era la arrogancia que tenían, y atentaron contra los dioses. Entonces Zeus se encontró en un gran aprieto, no les era posible a los dioses darles muerte ni extirpar su linaje. La solución fue cortarlos en dos a cada unos de ellos y así serían a la vez más débiles y se multiplicarían en número. A todo aquel que iba cortando el rayo de Zeus lo iba ordenando Apolo, curándoles y dándoles nuestra apariencia.
Mas una vez que fue separada la naturaleza humana en dos, añorando cada parte a su propia mitad, se reunía con ella. Se rodeaban con sus brazos, se enlazaban entre sí, deseosos de unirse en un sola naturaleza -otra vez- y morían de hambre por no querer hacer nada los unos separados de los otros. Viendo esto Zeus les cambio la posición de sus vergüenzas, situándolas hacia adelante, pues hasta entonces las tenían en la parte exterior y engendraban y parían no los unos en los otros. Esto permitió el lugar de la generación en ellos mismos.
Desde tan remota época, pues, es el amor de los unos a los otros connatural a los hombre y reunidor de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo ser de los dos y de curar la naturaleza humana. Cada uno de nosotros, efectivamente, es una contraseña de hombre, como resultado del corte en dos de un ser. De ahí que busque siempre cada uno a su propia contraseña. Cuando una mujer es un corte de una mujer no presta excesiva atención a los hombres, sino más bien se inclina hacia las mujeres; en el caso del varón para lo mismo.
En cuanto se encuentran con aquella mitad de sí mismos, experimentan entonces una maravillosa sensación de amistad, de intimidad y de amor, que les deja fuera de sí. A ninguno, en efecto, le parecería que ello era la unión de los placeres afrodisíacos. No; es otra cosa lo que quiere: el alma de cada uno, algo que no puede decir, pero que adivina confusamente y deja entender como un enigma. Mientras dure vuestra vida viviréis como si fuerais un solo ser y, una vez que acabe ésta, allí también en el Hades en vez de ser dos seáis uno solo, muertos ambos en común.
Lo que se llama Amor, es el anhelo de nuestra primitiva naturaleza, es el deseo y la persecución de ese TODO." Aristófanes






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